Los mandalas tienen su origen en la India y la palabra significa círculo o aquello que
rodea a un centro. Visualmente se trata de un conjunto de figuras geométricas que
suelen representar las características del universo y se utilizan desde hace siglos
cómo punto para concentrar la meditación.
En los últimos tiempos los expertos se han dado cuenta de que además de un
símbolo espiritual y ritual, también pueden utilizarse en la educación de los
niños ya que tienen múltiples beneficios:
1 - Pintar o colorear mandalas ayuda al niño a potenciar su capacidad de atención y concentración.
2 - Fomenta el control y el
dominio del cuerpo, sobre todo de la motricidad fina lo que favorece la
capacidad de escritura, dibujo, de manipular objetos...
3 - Desarrolla la paciencia:
colorear un mandala requiere de tiempo, tranquilidad y, sobre todo, paciencia para ir dando color a las
múltiples formas y figuras de su interior.
4 - Ayuda al tratamiento de
TDAH: el estudio 'Meditación con mándalas demuestra que niños expuestos
durante 2 meses a dibujar mándalas les ayudó a mejorar su concentración y su
capacidad de atención.
5 - Estimulan la creatividad y la imaginación del niño.
6 - Ayudan a la formación de la inteligencia y el razonamiento.
7 - Baja el nivel de estrés, además durante el tiempo que el niño
pinta un mándala se le puede poner música de fondo para que el efecto relajante
y calmante sea aun mayor.
8 - Anima a los niños a superar retos y desafíos
La semana pasada comenzamos a conocer la forma circular y experimentamos
con los colores, elaborando nuestro primer mándala.
Como se puede observar los niños han pintado con sus dedos, con pinceles de
dedos, con bastoncillos de algodón, corcho y con cepillos de dientes.
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