No pudo volver a trabajar en el circo pero todos lo llamaban trapecista.
Se quedó a vivir en el palacio real y fue el secretario real.
En ocasiones cuando se cansaba ayudaba en la cocina, le encantaba el queso.
Nuestro trapecista se ofreció para acompañar a los príncipes más revoltosos de palacio y poder hablar como ke, ki.
Pero el rey estaba muy preocupado aunque el trapecista podía hablar como la periodista k, sus hijos eran muy traviesos y temía que pudieran dañar al trapecista.
Se le ocurrió una genial idea.. ¡ya lo tengo! le dijo al trapecista: -Yo os acompañaré, me colocaré en medio e iré leyendo tranquilamente el periódico, sin decir nada. Así seguro que se portan muy bien.
Y así se colocaron (que qui)... : Observa lo calladito que esta el rey en palabras como: quema, quiero, esquimal, rosquilla, periquito....
Los niños han entendido el cuento y hemos practicado mucho en clase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario