Con música y unas ordenes sencillas, los niños se desplazaban por el espacio con ritmo por todo el espacio.
Cuando la música dejaba de sonar nos quedábamos quietos muy quietos como estatuas...
Fue muy divertido y lo pasamos muy bien, gracias Ana.
Para acabar un poquito de relajación... esta vez con otra música más suave y tranquila.
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